La neuritis óptica es una inflamación del nervio óptico que puede causar pérdida de visión repentina, dolor ocular y alteraciones visuales significativas. Aunque muchas veces es reversible, su detección temprana es crucial para evitar secuelas permanentes. En este artículo, exploraremos los síntomas de la neuritis óptica, sus causas más comunes, los distintos tipos existentes (como la neuritis óptica por estrés, isquémica y atípica) y los tratamientos disponibles.
¿Qué es la neuritis óptica?

Es importante reconocer los síntomas de la neuritis óptica a tiempo.
La neuritis óptica es una condición inflamatoria que afecta el nervio óptico, responsable de transmitir la información visual desde el ojo hasta el cerebro. Cuando este nervio se inflama, su funcionamiento se ve comprometido, lo que puede derivar en síntomas visuales abruptos.
Esta afección puede aparecer como una enfermedad aislada o asociarse a trastornos autoinmunes, infecciones, problemas vasculares o incluso factores emocionales como el estrés. Aunque es más común en adultos jóvenes, puede afectar a personas de cualquier edad.
Síntomas de la neuritis óptica
Los síntomas de la neuritis óptica suelen aparecer de forma repentina o progresiva en el transcurso de unos pocos días. Los más frecuentes incluyen:
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Pérdida de visión en uno o ambos ojos, que puede ser parcial o total.
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Dolor ocular, especialmente al mover el ojo.
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Visión borrosa o sensación de niebla frente a los ojos.
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Alteraciones en la percepción del color, especialmente en el rojo, que puede verse más apagado.
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Disminución de la agudeza visual o puntos ciegos en el campo visual.
Es importante destacar que en algunos casos, el dolor puede preceder a la pérdida de visión, y en otros, los síntomas pueden ser sutiles al inicio.
Tipos de neuritis óptica
Existen diversas formas de neuritis óptica, y reconocerlas puede ayudar a guiar el tratamiento adecuado:
Neuritis óptica por estrés
Aunque el estrés no causa directamente neuritis óptica, se ha observado que en algunas personas vulnerables puede actuar como un desencadenante de brotes inflamatorios. El sistema inmunológico, afectado por el estrés crónico, puede reaccionar de forma anómala y atacar tejidos como el nervio óptico.
Neuritis óptica isquémica
Este tipo ocurre cuando se reduce el flujo sanguíneo al nervio óptico, provocando daño por falta de oxígeno. Es más frecuente en personas mayores y puede estar asociada a enfermedades como la hipertensión o la diabetes.
Neuritis óptica atípica
Incluye presentaciones que no siguen el curso clásico, como afectación bilateral, evolución más lenta o mala respuesta al tratamiento. Suele asociarse a enfermedades como el neuromielitis óptica o el lupus.
Diagnóstico de la neuritis óptica
Para confirmar el diagnóstico de neuritis óptica, el oftalmólogo puede utilizar las siguientes herramientas:
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Examen visual completo y evaluación del fondo de ojo.
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Resonancia magnética (RM) del cerebro y las órbitas, útil para detectar inflamación o descartar otras causas.
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Potenciales evocados visuales, que evalúan la velocidad de transmisión de señales visuales.
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Análisis de sangre para detectar marcadores de enfermedades autoinmunes o infecciosas.
El diagnóstico precoz es fundamental para iniciar tratamiento lo antes posible y prevenir daños irreversibles.
Neuritis óptica: tratamientos disponibles

Muchos pacientes no identifican los síntomas de la neuritis óptica al inicio.
El tratamiento de la neuritis óptica depende de la causa subyacente y de la gravedad de los síntomas. Las opciones más comunes incluyen:
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Corticoides intravenosos u orales, que ayudan a reducir la inflamación rápidamente.
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Inmunoterapia en casos asociados a enfermedades autoinmunes como esclerosis múltiple o neuromielitis óptica.
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Tratamientos antivirales o antibióticos, si la causa es infecciosa.
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Rehabilitación visual, en pacientes con pérdida visual residual.
En muchos casos, la recuperación visual comienza en pocas semanas. Sin embargo, algunas personas pueden experimentar secuelas visuales permanentes si no se trata a tiempo.
¿Cuándo acudir al oftalmólogo?
Consulta a un especialista si presentas:
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Visión borrosa o pérdida visual repentina
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Dolor ocular al mover los ojos
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Cambios en la percepción de colores
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Sensación de presión ocular sin causa aparente
La neuritis óptica puede parecer inofensiva al inicio, pero si no se diagnostica y trata a tiempo, puede dejar secuelas graves en la visión. Una evaluación oftalmológica temprana puede marcar la diferencia.
Conclusión
Reconocer los síntomas de la neuritis óptica y conocer sus diferentes variantes —como la neuritis óptica isquémica, atípica o relacionada con el estrés— es clave para actuar rápidamente. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado pueden prevenir complicaciones y permitir una recuperación visual satisfactoria.
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